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miércoles, 28 de diciembre de 2011

A diez años del “que se vayan todos”

reproducimos el texto de anàlisis de Luis Mattini

Diez años “de kirchnerismo”)

Por Luis Mattini
para La Fogata


“Yo, por el contrario, demuestro como la lucha de clases creó en Francia las condiciones que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe”

(Karl Marx “El dieciocho brumario de Luis Bonaparte”)



Por más racionales que seamos no podemos evitar cierto placer con los contactos mágicos de los tiempos. ¿Qué son sino los aniversarios, más aún cuando estos suman cifras redondas? Lo confieso, padezco parte de ese fetiche. Durante décadas nunca olvidé el 7 de noviembre de 1917 o el 24 de junio de 1935. La primera, ya fue, quedó olvidada en la historia; la segunda indica el 24 de junio se cumplen 76 años de la muerte de aquel que cada día canta mejor.

Ahora se cumple una década de los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Aquella noche que fuimos miles de personas del brazo marchando por la Avenida de Mayo convocados, no se sabe por quién, y al llegar a la plaza histórica, el grito unánime fue que al Estado de Sitio se lo metan en el culo…

Hay que detenerse en este no pequeño detalle. El detonante tuvo que ver con un sentimiento de libertad, por más que su fondo se encontraba en las penurias económicas. Luego gritamos que se vaya el Ministro de Economía, quien en efecto, renunció, pero lejos de conformarnos con eso, el grito siguiente fue “Que se vaya De la Rua” y al poco tiempo el helicóptero presidencial evacuaba al ex presidente de La Rosada. La multitud se quedó alborozada mirando como ese pájaro de hierro se llevaba al presidente más intrascendente de la historia nacional…entonces alguien gritó “Que se vayan todos” y la multitud se hizo eco de inmediato. Yo era parte de esa multitud y también me hice eco, intuí que tenía un significado inesperado.

Si, en efecto, yo, viejo dirigente confeso marxista leninista, que trabajé intensamente largos años para la construcción del partido revolucionario al modelo bolchevique, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el único partido en la historia nacional que se propuso en serio tomar el poder, partido que, confirmando el aserto del Che, pagó con la vida tal intento. Lo fui hasta aquel momento; pero ahora no, ahora yo ya no era siquiera militante, ahora era un sobreviviente, era multitud.-

Entonces se lanzó una represión imposible de justificar contra miles de personas que demostraban pacíficamente, con niños, ancianos, inválidos y a hasta sus perritos. Sin embargo, parte de esa multitud se reagrupó varias veces negándose a abandonar la Plaza. Otro no pequeño detalle que no he visto suficientemente valorado: La gran cuestionada juventud salió a la calle. No los ordenados y uniformados militantes de izquierda con banderas más grandes que sus columnas. Estos eran los motoqueros y cientos de jóvenes, laburantes de oficios varios, estudiantes con dificultades, desocupados, cuyo enemigo principal es la policía. Eran los seguidores de los Redonditos de Ricota y también fulboleros que lanzaron batallas campales a las que se sumaron además insospechados ciudadanos de las más diversas ideologías que se sacaron el gusto de romper el vidrio de algún banco. Así se sucedieron y cayeron cuatro presidentes

Desde luego, en medio del río revuelto hubo provocaciones, manejo de internas, un intento de diversionismo que por momentos pareció enloquecer a la población del Gran Buenos Aires y muchas cosas más, pero no lograron alterar la esencia de esta poblada.

No hubo convocantes sino autoconvocatoria

No hubo "vanguardia" predeterminada ni permanente pero existieron elementos que iban a la vanguardia.

No se oyó la palabra "estrategia", porque no había estrategia.

No se admitió otra bandera que no fuera la Nacional

No estaban presentes las corporaciones, llamados comúnmente sindicatos.

Eran miles de personas en las calles que no podían ser definidas con las categorías clásicas. La palabra "multitud" sería la más apropiada para diferenciarla de "masa" (despolitizada) o incluso de "pueblo". (Palabra de tanto prestigio, tan abusada y de insospechado cuño burgués, en este caso politizada, si, pero en una dirección de proyecto común, bloque histórico. Recuérdese que fue la burguesía la creadora del gobierno del pueblo ) ¿O no recuerda que en mayo de 1810 se corría por aquel Buenos Aires la expresión: “El pueblo quiere saber que se trata”. La burguesía fue también la creadora del concepto de representatividad y por tanto, de acuerdo a la Constitución Nacional, el pueblo ni delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes. ¡Ah!! Y como si esto fuera poco convincente, los Estados socialistas que supimos construir, Cuba, La URSS, China, etc., copiaron al pie de la letra el modelo burgués.

Por eso es que, en cambio multitud expresaría lo multifacético, la unidad de lo diverso, politizado en el sentido de devolver la política a sus fuentes naturales, la que había sido expropiada por la profesionalización de la política, atrapada por el estado economicista.

Esos días de diciembre alguna gente militante creyó estar frente a una situación revolucionaria, pero no tuvieron en cuenta que las categorías que ellos manejaban, como las que manejábamos nosotros incluso, fueron elaboradas en la era de las revoluciones burguesas, en la constitución de los estados nacionales y no en vano el modelo universal fue la Revolución Francesa.

Pero hoy vivimos la llamada globalización, expresión de un capitalismo ahora en pleno desarrollo y, paradójicamente, en inevitable aunque largo camino a la decadencia. La sociedad atravesaba y atraviesa una plena crisis de representatividad. Lo dijimos y le repetimos; crisis de representatividad, no significa crisis de representantes.

Por eso esta crisis no la padecen sólo los partidos políticos de derecha: alcanza de lleno a los de izquierda pasando por el centro y a todas las formas institucionales que habían sido creadas como reflejo de la racionalidad de la sociedad industrial.(El sindicato se organizó como espejo invertido de la fábrica, con sus divisiones del trabajo sus jerarquías, su disciplina, etc.) En realidad todas las formas de organización actuales, incluso la del partido revolucionario, son un reflejo de la sociedad burguesa y la que está en crisis es esa sociedad. Por eso el “que se vayan todos” nos alcanzaba a todos.

Fue así como yo allí me sentí parte de la multitud, porque fui uno de esos “todos” que tenían que irse. Sólo que yo ya me había “ido” hacia un tiempo. Yo había renunciado cuando hube sentido que ya no podía “representar”, o sea ya no era apto. Es bueno recordar que la idea que el militante o el dirigente no debe renunciar, es un odioso contrabando introducido por Stalin en el marxismo a raíz de un momento de necesidad de la joven Revolución Rusa y muy repetido por el macartismo más burdo, que advertía siempre como un cuco, que quien entraba al partido comunista no podía salir sino muerto. La mayoría de los marxistas compraron semejante contrabando stalinista sin saber, o sin recordar , con terca amnesia, que Rosa Luxemburgo, dirigente del spartaquismo alemán, del cual yo soy discípulo indirecto, advirtió con tremenda y premonitoria angustia “Por favor, no hagan de la necesidad virtud” Se refería a la necesidades inmediatas del poder rojo de cercenar las libertades. El partido, por el contrario, es una libre asociación democrática y, por principio, una persona puede permanecer o irse, si ser cuestionada su moral. La resultante de esa estafa ideológica creada por el stalinismo son los secretarios generales, presidentes, o dirigentes transformados en vitalicios, quienes, como Fidel, o Perón, lejos de demostrar la fortaleza del movimiento, muestran su decadencia y debilidad, pues a la larga su gestión se burocratiza, o sea se estanca y además suelen no dejar reemplazos.

La gente, digo la multitud, se hartó no solo de los gobernantes, sino también de Altamiras, de los Echegaray o de las Carrió, que se van a jubilar de candidatos a presidentes de partidos “proletarios”, o pequeño burgueses, se asqueó de dirigentes sindicales eternos, de conductores de cooperativas vitalicios, o sea de representantes a los que pusieron en crisis la crisis de representatividad: la multitud no quiso ser más representada sino estar presente, y así durante meses copó las calles y las plazas al grito de “que se vayan todos” Y los necios de la izquierda en vez de irse, para dejar lugar a lo nuevo, vinieron más todavía, vinieron a hacerse cargo de las asambleas y todo ese, según ellos, “pernicioso” espontaneísmo, muchos convencidos de que había llegado la hora de ponerse al frente de las masas en acción.

La burguesía, en cambio, vio clara la crisis de representatividad, comprendió más rápido que toda esa manga de pretenciosos intelectuales que monopolizan el conocimiento y calientan sillas en la Universidades o ahora en la Biblioteca Nacional, la burguesía, digo, vio claro que esas consignas indicaban un estado de rebeldía que solo podía explicarse como el agotamiento de un modelo de dominación, específicamente expreso en la Constitución Nacional “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes” O sea el pueblo pretendía deliberar y gobernar en forma directa.

Por eso fue que, ni lenta ni perezosa, como corresponde a una clase consciente de su papel, o sea una clase para sí, la burguesía se abocó – en medio de sus luchas internas, claro está - a restablecer la gobernabilidad, enmascarando la construcción de otro modo de dominación. Así, después de varios avatares internos se impuso el actual llamado kirchnerismo, una especie de bonapartismo venido a menos, que supo adecuarse a las circunstancias y crear un modo de dominación política, no basado en la representatividad sino en la contención social. Para ello contó, y supo administrar muy bien, con un periodo de excepcional bonanza económica dada por el modelo productivo impuesto por el menemismo.

¿Y que quedó del “que se vayan todos”? o quizás podríamos preguntarnos ¿Qué cambió? Pues, sin calificarlo podemos afirmar que la gente, la multitud, hoy no se siente representada aunque vaya a votar masivamente. Puede sentirse gobernada, bien o mal, según los intereses, pero no representada. La ausencia de una oposición digna de llamarse así, es su reflejo más evidente. Y, sobre todo, pongamos las barbas en remojo, por favor y pensemos…todas las identidades políticas quedaron debilitados o en vías de desaparecer, pero la consecuencia mayor fue para la llamada “izquierda” que sufrió la peor de las derrotas de la historia; literalmente fue diezmada. Pero no cayó en combate: fue comprada, seducida y asimilada por el gobierno. El triste papel del PO rogando unos votos para poner un diputado en el Congreso, mientras decenas de zurdos ocupan cargos políticos en el Estado, es la más lastimosa de las evidencias.

Es así como podemos afirmar que ni los que simpatizan con el gobierno, ni quienes están en contra se sienten representados. De modo que lo único novedoso respecto a 2001 es el agotamiento, posiblemente definitivo del sistema representativo, y su reemplazo temporario por este modelo contenedor. Y digo temporario, porque el modelo contenedor se basa en una determinada situación económica. Por ejemplo en Chile ya parece no andar. Y por aquí ya se vislumbran fuertes resquebrajamientos que se inició con la quita a los subsidios estatales

Si la representación está en crisis ¿Caeremos en la trampa de buscar nuevas formas representativas o nos atreveremos de una vez por todas a imaginarnos un sistema sin representación? No se trata de la democracia directa en abstracto, difícil de implementar en el estado nacional, sino de repensar el propio criterio de delegación en la propia praxis de búsqueda de nuevas formas de relaciones sociales. Es evidente que no tenemos respuesta teórica, pero al mismo tiempo es llamativo que nos encontremos en el mismo punto al que habían llegado Marx y Engels cuando analizaban el derrumbe del sistema de Hegel y la crisis de la filosofía clásica alemana. Empezaron a pergeñar el período de transición de dictadura del proletariado para desarrollar la imaginación hacia la gemenweiser , la comuna, como hipótesis de las formas sociales poscapitalistas. Es verdad, que el resultado final de la posterior puesta en práctica por Lenin de la hipótesis de la necesidad del periodo de transición resultó una catástrofe que le dio la razón al anarquismo… sería criminal insistir por ese lado…pero queda en pie de prueba la tesis de la gemenweiser .

Deberíamos recordar que nunca se pensó el socialismo dentro del estado nacional y, por el contrario, la paulatina extinción del estado. Sea como fuere, los fundadores del marxismo analizaron exactamente hasta allí donde daban los hechos del movimiento social. El futuro era imaginación.

Por eso es que para los que creemos que la historia la hacemos los hombres y no Dios ni un abstracto determinismo, creo que se abre la oportunidad de ver a fondo esta crisis de representatividad, que hace que la política ya no está ni el comité, ni en la célula del partido, ni el Parlamento, casi diría que ni en el gobierno, sino que está en otra parte. El gobierno administra, gestiona, mejor o peor, una política que viene de otro lado. Buscar de donde viene, buscar dónde está y encontrarla parece ser la tarea del día si pretendemos recoger lo mejor de la herencia de Guevara.

FUENTE:LAFOGATA.ORG

miércoles, 21 de diciembre de 2011

¿Es necesaria la ley antiterrorista?

Adolfo Pérez Esquivel
Noticias Urbanas




El gobierno apura la sanción de leyes después de volver a asumir un nuevo mandato. La urgencia con que aprobó la ley anti-terrorista y anti- democrática tiene que ver con las imposiciones de los EE.UU. y el GAFI para asegurar sus inversiones financieras y el control de los movimientos sociales, indígenas, campesinos, trabajadores y estudiantiles.

El proyecto de ley adolece de claridad y puede ser usado para impedir los reclamos sociales. Me parece semejante a las leyes de impunidad durante el gobierno de Alfonsín, de “punto final y obediencia debida” que votaron los legisladores sin pestañear.

Hoy volvemos a los mismos vicios y con un gobierno con mayoría absoluta parlamentaria que van a votar con “obediencia ciega”.

En el proyecto de ley no se dice una palabra sobre el “terrorismo económico”.

No clarifica quien o quienes son terroristas, cuales son los parámetros para determinar los que atentan contra la seguridad del pueblo.

Si se aprueba la ley, pueden ser acusados los indígenas que luchan por su derecho a sus territorios. Los obreros cuando reclamen sus derechos laborales, es decir es una ley que viola los derechos humanos de la persona y los pueblos.

La pregunta fundamental es ¿por qué tanto apuro sin consultar a las organizaciones sociales y a juristas para evaluar la conveniencia de esta ley más anti-terrorista?

Se han sancionado tres leyes antiterroristas, ¿hasta cuando?

El país vivió actos terroristas de diversos tipos, terrorismo de Estado, las dictaduras militares; los graves ataques terroristas a la AMIA y a la Embajada de Israel, el terrorismo económico del 2001 y 2002, que postraron y saquearon el país con total impunidad.

Creemos que, más que aprobar leyes antidemocráticas, es necesario aplicar las leyes vigentes, fortalecer la seguridad de la población y capacitar adecuadamente a las fuerzas de seguridad y su formación, como disponer del equipamiento necesario.

En síntesis, generar medidas preventivas y no aplicar medidas represivas.

Hay una tendencia cada vez mayor, incluso en países como EEUU y Europa de ir restringiendo los derechos civiles y aplicando el control social y punitivo.

Los mecanismos impuestos son el miedo; en nombre de la seguridad se restringe la seguridad ciudadana. Es necesario estar alerta frente al avasallamiento de la libertad de los pueblos y que no nos arrastren a los totalitarismos.

Adolfo Pérez Esquivel. Premio Nobel de la Paz
FUENTE:

lunes, 12 de diciembre de 2011

JUAN CASTELLANOS, GUERRILLERO EN CUBA CON EL CHE Y EN ARGENTINA CON MASETTI



“Si el Che llegaba a la Argentina, o nos mataban o hacíamos una gran revolución aquí”
Castellanos combatió en Cuba con el Che, quien lo incorporó a su proyecto latinoamericano. Integró la guerrilla de Masetti en Salta, donde cayó prisionero como ciudadano peruano. Tras 47 años regresó de visita a la Argentina.

Por Adrián Pérez




–¿Qué recuerdos tiene de su infancia en Cuba?

–Mi papá era peón agrícola; apenas ganaba para comer. Mi mamá era ama de casa; lavaba y planchaba para la calle, “despalillaba” tabaco y hacía el dulce de leche que yo vendía a los ocho años. Todos los días comíamos “sota, caballo y rey”. Eramos cinco hermanos, y aunque sólo los dos más chicos íbamos a la escuela pública, ella no podía comprarnos el uniforme. Un día me dijo: “No quiero que tu hermana sea prostituta ni criada”. A los 11 años tuve que dejar de estudiar, pero me gradué en la universidad de la calle. Fui comerciante y cuentapropista hasta que me fui para la Sierra Maestra.

–¿Qué fue lo que cambió en usted al leer “La Historia me absolverá”, texto donde Fidel Castro emprende su propia defensa mientras es juzgado por el asalto al cuartel Moncada?

–La Guardia Rural y la policía les pegaban a los trabajadores y a los campesinos. Nunca me gustaron las injusticias, aunque en realidad era un analfabeto político. Pero el asalto de Fidel al Moncada me golpeó. En ese histórico alegato Fidel hizo un recuento de lo que sucedía en Cuba. Y me metí de lleno en el Movimiento 26 de Julio.

–¿Cómo llegó a reunirse con el M-26?

–Viviendo en Camagüey me fui por mi cuenta a la sierra. Pero cuando llegué me viraron para atrás porque no llevaba armas. Entonces regresé a buscar dos fusiles 22. Cuando iba a subir me mandaron para Santiago de Cuba, donde estuve en la clandestinidad hasta el 2 de febrero de 1958. Como premio por unos trabajos que hice en una habitación secreta y soterrada donde se guardaban las armas, me mandaron para la Sierra Maestra, donde estaban las tropas de Fidel. Ahí conocí al Che.

–Aunque se había encontrado con el hombre que acompañaría en la victoria, la primera impresión del Che lo decepcionó.

–En Cuba conocíamos a Hugo del Carril, Carlos Gardel o Luis Sandrini, porteños que en las películas decían: “¿De qué te la das?”. Esa era la impresión que teníamos de los argentinos.

–¿No encajaba en esa imagen? ¿Qué pensó al verlo?

–¿Cómo era posible que hablara pausado y bajito cuando los argentinos lo hacían fuerte y claro? Además, era delgadito. Aunque lo hacía más alto, teníamos la misma estatura. Tuvimos varios choques, porque, cuando creo tener la razón, no me callo. Pero él sabía escuchar. Me dejaba protestar, y cuando no convenía lo que uno pensaba, me decía “cállate”.

–Más allá de las jerarquías (y los choques) trabaron una profunda amistad.

—(Alberto) Granados pensaba que yo era uno de los cubanos que más lo habían interpretado como persona. Parece que el Che vio en mí alguna madera. Aunque trabajaba, me gustaba el ron, era mujeriego y jugador. Cuando lo conocí dejé todas esas cosas, menos las mujeres y el ron (risas).

–¿Cómo comenzó en la guerrilla?

–Pertenecía a una escuadra que más tarde pasó a ser la columna invasora del Che. Las fuerzas de Batista habían comenzado una gran ofensiva con diez mil efectivos. Nosotros seríamos 300. El problema de la guerrilla no es combatir sino sobreponerse al frío, al hambre, a las largas caminatas, al peso de las mochilas. Si uno era cobardón, cuando empezaban los tiros se te quitaba el miedo.

–En cierta ocasión, el Che lo castigó por abandonar su escuadra sin permiso.

–“¿Qué hacés acá? ¡Mandé a tu escuadra a una misión y vos estás aquí!”, me dijo. Esperó a que regresaran mis compañeros y me hizo un juicio. De la Sierra Maestra salí desarmado y como enfermero, porque sabía aplicar inyecciones. Le pregunté: “¿Che, usted cree que pueda ganarme nuevamente el fusil?”. Yo no había ido a la Sierra a cargar mochilas, lo haría si volvía a ganarme el fusil. Entonces dijo: “Quédate ahí que sos útil”. Y ahí me quedé. Empecé de chofer del Che en Cabaiguán. En Santa Clara me puso como jefe de la Comandancia. Camilo (Cienfuegos) estaba atacando Yaguajay. Regresábamos de allí cuando el Che me preguntó: “Si quedás vivo, ¿qué pensás hacer?”. “Irme para el carajo porque no me gusta que me manden tanto”, contesté. Pero me la guardó.

–¿Por qué dice que “se la guardó”?

–Cuando terminó la guerra, vivíamos con el Che en La Habana, en la misma casa. Un día me dice: “¡Por fin te vas para el carajo!”. “Si usted cree que soy útil me quedo, si no, me voy”, respondí. Como no contestó, me quedé.

–¿Recuerda el día que entraron a La Habana?

–La escolta del Che éramos (Harry Villegas Tamayo) “Pombo”, sobreviviente de Bolivia; Hermes Peña, que murió en Salta; (Jorge) Argudín, quien actualmente está en La Habana; y yo. Nos acompañaba Aleida (March). Llegamos en un Chevrolet que tomamos a los servicios de inteligencia de Santa Clara. Durante el viaje a La Habana el Che nos había nombrado jefes de escuadra. A Villegas lo puso de jefe de pelotón (el jefe de escuadra era primer teniente, el de pelotón era capitán y el de columna era comandante: los tres grados militares que había en la guerrilla). No nos advirtió que ya éramos oficiales.

–¿Y cómo tomaron la ciudad?

–Aunque Batista se había ido, el 1º de enero combatimos en Santa Clara. Fidel había hablado con el Che para que le avisara a Camilo que se adelantara a tomar Columbia (N. d. R: Fulgencio Batista residía en esa ciudad y desde allí escapó hacia República Dominicana en avión). Al Che le dijo que fuera a tomar La Cabaña, segunda fortaleza en importancia de la capital. Camilo entró a la ciudad en la madrugada del 2 de enero y nosotros en la madrugada del 3. El 8 llega Fidel a Columbia (hoy ciudad Libertad), que ya había caído. Así fue como nos apoderamos de La Habana.

–¿La visita a Tropicana existió realmente o fue parte de un cuento que el mito de la Revolución Cubana echó a rodar?

–Yo fui el de la idea de visitar Tropicana. Cuando el Che se dormía, le robaba el carro y nos íbamos al cabaret. A Pombo y a mí nos metió cinco días presos por robarnos el carro. A Hermes y a Argudín tres. Un día le pregunté a Pombo por qué nos metía cinco días, y a los otros, tres. “¡Mira que sos bruto, Alberto! Tú y yo tenemos séptimo grado y somos del pueblo. Ellos son semianalfabetos y de la Sierra Maestra”, respondió.

–Luego el Che le dio a usted una casa en La Cabaña, donde se celebró una boda.

–Me preguntó si podía casarse allí. Le dije que cómo no iba a poder hacerlo si me había asignado la casa. En la boda estaban Raúl (Castro), Fidel y Camilo y todos los comandantes que viajaron en el “Granma”. Yo era primer teniente, nada más. Me llaman a la hora de firmar; estaba por fuera del grupo. El Che había elegido como testigos del casamiento a Fidel, Raúl y a mí.

–Por lo que comenta, fue una reunión íntima. ¿Cómo fue la ceremonia?

–Muy sencilla. Me quedé con todo lo que sobró (risas). Una vez, registrando una casa, encontré dos cajas de sidra. A Aleida, que iba con nosotros, le digo: “Vamos a hacer un negocio. Agarro una caja, porque me voy a casar, y te guardo otra para cuando tú te cases”. El día de la ceremonia Camilo me preguntó qué tenía para la boda. “Una caja de sidra que me robé, si el Che se entera caigo preso”, dije (risas). Camilo pidió a los otros comandantes que llevaran cerveza. La fiesta se celebró con esas bebidas y una torta.

–¿Qué tareas desempeñó cuando la Revolución empezaba a consolidarse?

–El Che comenzó a dirigir el Banco Nacional y tuvo que dedicarse más a la burocracia que a la acción. Lo único que hacía yo era joder. Un día le dije: “Doy la vida por usted, pero estar todo el día aquí sentado no me gusta”. Le conté que había sido comerciante y le pedí que me pusiera en una fábrica. Terminé como administrador de la Fábrica Cubana de Tejido. Luego me envió a estudiar a la Escuela de Administradores del Ministerio de Industria, que él había creado. En el ’62, estando en la escuela, le cuento a Villegas que iba a ver al Che porque me parecía que se iba. Villegas me dice: “Le avisas que también me voy”. Le pregunté al Che: “¿Cuándo se va?”. “¿Por qué me preguntás eso?”, quiso saber. Insistí: “Hermes está desaparecido y usted es el único que sabe dónde está. Vengo a decirle que me voy con usted a cualquier lado”. “Vamos a tenerlo en cuenta”, contestó.

–Cumplió con su palabra cuando lo mandó a llamar un año más tarde.

–En agosto del ’63 estaba de guardia en la Escuela de Oficiales de Matanza. Era domingo. A las doce de la noche llegó un telefonema. Tenía que ver al Che en el Ministerio de Industria. “¡Coño, si no me he emborrachado el fin de semana ni me he escapado con nadie! ¿Para qué carajo me manda a buscar?”, pensé. Llegué asustado. Le pregunté a (José Manuel) Manresa, jefe de despacho, si había algún problema. “Que yo sepa, ninguno”, dijo. Lo primero que me preguntó al entrar fue: “¿Recordás hace un tiempo lo que me prometiste? Recordá”, insistió. Enseguida le pregunté cuándo nos íbamos; me cortó diciendo: “Párate, que son veinte años peleando y vos estás recién casado y embollado (enamorado)”. Al rato lo convencí y me indicó: “Vas a ir a un lugar y vas a encontrar gente conocida. No te vayas a disfrazar de indio porque no lo sos. Inventa un cuento bastante verosímil para que te le pierdas un tiempo a la familia y no estén jodiendo por aquí. Y vas a ser el jefe hasta que llegue”. Me adelantó que Villegas no me acompañaría porque adonde iba no había negros. En el entrenamiento tuve que imitar la firma del pasaporte de Raúl Dávila Sueyro, un muchacho peruano que estaba estudiando en Cuba.

–¿Qué itinerario siguió hasta llegar a Argentina?

–Viajé hasta Praga donde agarré el pasaporte de Dávila. Luego fui a Roma, Lisboa, Dakar, Río de Janeiro, San Pablo, Curumbá, Santa Cruz de La Sierra, La Paz y Cochabamba. En Tarija contacté a (Jorge Ricardo) Masetti, a quien conocía de La Habana. El y Hermes eran los únicos que sabían quién era yo. Aunque fui segundo jefe y jefe de la escolta, me incorporé al EGP (Ejército Guerrillero del Pueblo) como aspirante a combatiente. Mi misión era esperar al Che en Bolivia. El venía en el ’63 para pasar a Argentina.

–¿Cree que hubo un exceso de confianza en el desembarco del EGP en Salta?

–Cometimos el error de mantenernos siempre en una zona. Eso le permitió a la Gendarmería detectarnos y prácticamente aniquilarnos. Reconocíamos el terreno y hacíamos cuevas para guardar alimentos. Sabíamos que una vez que comenzáramos a operar, íbamos a tener que andar escondiéndonos y huyendo hasta que pudiéramos dominar un territorio libre, para conectarnos con la retaguardia.

–Pero fueron detenidos sin poder afianzarse del todo en una zona determinada.

–Esperábamos a un grupo de compañeros cuando Henry Lerner me dice: “Vamos a La Toma”. Enrique Bollini manejaba el rastrojero. Al salir de unos árboles, en el camino chocamos con una patrulla que iba de civil. “Me jodí”, pensé. Querían saber dónde estaban los demás. Les explicamos que andábamos solos, cazando. El río estaba crecido. “Nos van a fusilar”, le dije a Henry. Nos ordenaron que nos sentáramos. Cuando observé que nos iban a montar en los camiones, le pedí a Henry una dirección en Córdoba que no comprometiera a nadie. “Sol de Mayo 125”, susurró. Nunca lo anoté. Eso fue el 4 de marzo de 1964, sobre las seis y media de la tarde.

–¿Sólo con esa dirección justificó su presencia en Argentina?

–Cada vez que me daban una paliza, daba una nacionalidad distinta. Primero era español, después mexicano, hasta que dije que era peruano. Les di la dirección de Córdoba, donde funcionaba un albergue de estudiantes universitarios. Con el nombre que di Interpol confirmó la existencia de Raúl Moisés Dávila Sueyro.

–En el penal de Villa Las Rosas, usted protagonizó una huelga de hambre porque fue encarcelado sin haber sido acusado de ningún delito.

–El fiscal Alberto Velarde no quería acusarnos y le metimos una huelga de hambre de ocho días. (Arturo Humberto) Illia estaba de presidente. La prensa comenzaba a hablar de los guerrilleros en huelga de hambre. Hasta que Velarde nos acusó. El general (Julio Argentino) Alsogaray nos entrevistó y nos dijo: “Ustedes se salvaron porque el jefe del Regimiento los presentó ante la prensa”. Al llegar a Orán, el jefe del Regimiento llamó a los periodistas. Fotografiaron a (Oscar) del Hoyo, a Fernando (Alvarez), que acaba de incorporarse, a dos “pungas” que nos infiltraron, y a mí. Uno de los prisioneros era Federico Frontini, hijo de un abogado y periodista de Buenos Aires. Henry Lerner era hijo de un comerciante de Cosquín. Uno de los muchachos infiltrados dijo: “Les presento al primer cubano”. “Yo no soy cubano, soy latinoamericano”, me salió.

–Habrá pensado que había llegado al final.

–En los interrogatorios me enseñaron una foto de Fidel, me preguntaron si lo conocía. Dije que no. Después me enseñaron una foto del Che. “No lo conozco, sé que es el Che Guevara pero nunca lo he visto.” Así me mantuve siempre. Hubiera sido un buen boxeador. Mira que me pegaban y no me tiraban al piso. Salí fortalecido porque a golpes no hablo. Me podrían haber ofrecido dinero para que los traicionara pero no tengo precio. Son momentos en los que se prueban las bases de los principios; te das cuenta de que eres capaz de morir por una idea.

–¿Cuándo supo que Hermes Peña había muerto?

–Me dan una paliza grande. Al amanecer me llevan ante su cadáver y me obligan a meterlo en el cajón. Tenía el brazo izquierdo completamente partido. Cuando lo levanté estaba rígido. Su cuerpo estaba acribillado a balazos pero no se veían las heridas por la ropa que llevaba puesta. Cuando leí la noticia sobre el asesinato del Che en El Tribuno de Salta, no lo podía creer.

–Con motivo de su muerte se publicaron fotos de la boda del Che donde usted estaba.

–Un preso salteño me reconoció en una foto donde estaba con barba y uniforme: “Este sos vos”, dijo. Yo estaba cagado. “Si fuera ese tipo, el alcalde tendría que pedirme audiencia”, contesté. Al tipo le decían “el Indio”; se calló la boca. Lo recordé en la entrevista que me hicieron en Salta (N. d. R: durante el rodaje de Alberto Castellanos, la vanguardia del Che en Orán). Si está vivo, sabe que lo estoy mentando y reconociendo que no me delató.

–Finalmente, lo liberaron el 14 de diciembre de 1968.

–Salí en libertad condicional a las dos de la tarde. Me llevaron a la policía, a Inmigración. Querían deportarme a Perú. Como no tenía documentos, mis abogados lograron un permiso para presentarme al día siguiente. El abogado Farat Salim organizó un “motivito” allí y salimos con el doctor Gustavo Roca y el doctor Horacio Lonati. Llegamos a Córdoba al amanecer. Al día siguiente ya estaba en manos del Partido Comunista Argentino. Con una cámara fotográfica que habíamos logrado meter en la cárcel me sacaron una foto y me hicieron la cartilla de colimba. Salí con ese documento para Buenos Aires el 17 de diciembre, escoltado por un agente del PC. Antes de llegar a la Terminal de Buenos Aires nos bajamos. Fuimos a una cafetería, el agente llamó por teléfono, vino un auto con un chofer y una muchacha y me llevaron a otro lugar. Volvieron a llamar, vino otro auto con otro chofer y otra muchacha y me metieron en una casa de familia. El 24 de diciembre del ’68 cruzamos el Río de la Plata.

–...Y su familia se enteró de la misión en Argentina diez años después.

–Una de mis hijas había empezado a estudiar ruso en los Camilitos. Un día me dice: “Papi, ¿cómo se dice ‘jugar’ en ruso?”. Le dije que no sabía ruso. “¡Papi, mira que eres bruto! ¡Cinco años en la Unión Soviética y no sabes hablar ruso!”, respondió. Aquello me hirió tanto... Entonces senté a las mellizas y a la madre. Les dije que no podían contar nada de lo que iba a decirles porque, hasta que no lo dijeran oficialmente, era secreto. Terminada la historia sobre Argentina salimos llorando los cuatro.

–Hay quienes señalan que haber llevado la guerrilla a Salta fue, al menos, una utopía del Che.

–¡Ninguna utopía! Estábamos creando las condiciones para cuando él llegara. Teníamos órdenes de tratar de no combatir, explorar el terreno y no incorporar a ningún campesino mientras no estuviéramos combatiendo. Si el Che hubiera llegado a Argentina, o nos mataban a todos o terminábamos haciendo una gran revolución aquí. El tenía una gran confianza en la juventud. Ustedes estaban muy politizados y lo hubieran seguido sin dudar.

–¿Cuáles fueron sus sensaciones durante este regreso a Argentina?

–Sentí una emoción muy grande. Conocía Argentina por dentro pero no por fuera. Fui a la Quebrada (de Humahuaca) en Jujuy y a Chaco. Conocí el Paraná. La ciudad de Salta y la de Jujuy se parecen a Las Tunas, donde nací. La Habana se parece a Buenos Aires, con su bullicio y su gente en las calles. Los caribeños y los sudamericanos tenemos características similares, no somos europeos. Regresé a la cárcel y recordé cómo era la celda, la comida. En Orán me acordé cuando pasé por el río Bermejo, con el agua hasta la cintura y el fusil en la mano. Me emocioné en la selva cuando entramos por un terraplén hacia un sitio boscoso parecido al lugar donde había estado. ¡Figúrate, a tantos años! La otra vez había llegado como guerrillero, escondido. Ahora llego filmando, como artista.

FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-183169-2011-12-12.html

viernes, 25 de noviembre de 2011

Bussi, murió




No sabemos como tomar esta noticia, las alternativas son diversas, murió un genocida, un hombre que durante muchos años distribuía muerte y disponía de la vida según le convenía al poder hegemónico, con la mirada aprobatoria del resto de la sociedad.
En Tucumán su huella esta fresca, siendo un gran aprendiz de las más bestiales técnicas de tortura, con el fin de “salvar a la patria”, se encargó de romper los lazos solidarios que se formaron durante años en la provincia que la caracterizan por sus luchas reivindicativas.
Murió…, al genocida la muerte lo encontró preso, apañándose sobre su edad la condena se torno apacible en el living de una casa, con todas las comodidades que puede tener una casa de un barrio privado. Desde Hormiga Negra sostenemos, y exigimos: “cárcel común para los todos genocidas y sus colaboradores”.
Obviamente murió sin la gloria que seguramente buscaba cuando torturaba “haciendo patria”, dando rienda suelta a su mordacidad. Lo que no entiende ese tipo de personajes, es que esa patria no la queremos nosotros, ni nuestros desaparecidos, ni secuestrados por el último gobierno cívico-militar. Esa patria es la patria de la miseria, de la codicia y del egoísmo, la patria del hambre.
Unos años mas tarde el pueblo Tucumano aprueba a Bussi como gobernador de la provincia, esta vez utilizando la vía electoral, la provincia eligió a su verdugo como gobernador, otorgándole la impunidad necesaria para ejercer la corrupción de una manera descontrolada.
Frente a la hoja donde se esboza este escrito humilde, pasan los hombres y mujeres que fueron torturados bajo la mirada atenta de Bussi. Pasa el recuerdo de compañeros desaparecidos. Asoman relatos crueles y marcas en el cuerpo que nunca se van y siempre vuelven. Signos de un momento histórico nefasto.
La justicia llegó, la condena se hizo efectiva, Bussi el genocida murió. Nace el compromiso de replicar solo una frase corta, pero contundente NUNCA MÁS.

Equipo Hormiga Negra

jueves, 24 de noviembre de 2011

COMPAÑERO CRISTIAN PRESENTE!



ASESINANA A CRISTIAN FERREYRA, MIEMBRO DE MOCASE VIA CAMPESINA




En la tarde de hoy, miércoles 16 de noviembre, la comunidad de San Antonio comunicó, que en la casa de la Familia Ferreyra se apersonaron Javier y Arturo Juaréz, sicarios de empresario Ciccioli oriundo de Santa Fé, y dispararon a sangre fria contra dos campesinos, causando la muerte con una escopeta a Cristán Ferreyra de 25 años e hirieron de gravedad a otro compañero que se encuentra en observación en el hospital de la capital santiagueña y un tercero con golpes graves.

La comunidad de San Antonio,a 60 km de Monte Quemado, miembro de la CCCOPAL MOCASE-Vía Campesina, viene resistiendo al intento de desalojo de empresarios que han contratado matones armados para realizar amedrentamiento en la zona norte de Santiago del Estero. Los empresarios que intentan acaparar las tierras, Los Julianes, Ciccioli, Ricardo Villa, Saud son venidos de Santa Fe y Tucumán; éstos son los mismos que han diseñado el plan de ataque que vienen sufriendo los campesinos indigenas en los departamentos Copo, Pellegrini y Alberdi desde hace 4 meses de forma sistemática. Unos ejemplos son la detención arbitraria de Ricardo Cuellar, el atentado a la FM Pajsachama, la quema de ranchos y pertenencias de campesinos de la CCCOPAL.
Esto ocurre con complicidad y alevociía de parte de autoridades provinciales y funcionarios del poder judicial e instituciones como la dirección provincial de bosque, quien AUTORIZO desmonte en un lugar donde viven familias campesinas indigenas de varias generaciones. A todos ellos los hacemos responsables directos del asesinato de Cristian.

Desde éstos territorios campesinos indígenas, se viene denunciando los atropellos, tal es así que el Juez Penal Alejandro Fringes Sarria de Monte Quemado ya tiene varias denuncias y no hizo nada para detener la escalada de violencia que impera en la zona. También el Comité de Crisis supo hacer relevamiento de las situaciones de atropellos. Hasta el momento, sólo la organización de las comunidades ha logrado evitar los desalojos y desmontes de miles de hectáreas.

En varias oportunidades el empresario Cicciola, amenazó publicamente que mataría a un campesino del MOCASE-VC para que dejen de" molestar".

El asesinato de Crístian Ferreyra no va a quedar impune y con toda la rabia y dolor que sentimos sus compañeros y compañeras, reafirmamos una vez más, que en la defensa de nuestros territorios llegaremos hasta la últimas consecuencias.

Cristian Ferreyra Presente!!!

Ni un metro más, la tierra es nuestra!

Somos Tierra para Alimentar a los Pueblos

FUENTE:

Twitter, Facebook y el Centro de Fuentes Públicas de la CIA


Néstor García Iturbe
La pupila insomne
Los medios modernos de comunicación son una bendición para el espionaje de la etapa actual. La CIA quisiera que cada persona en el mundo tuviera una cuenta en Facebook o en Twitter para poder ampliar la caracterización y el conocimiento de la misma.
¿Qué es lo que estos instrumentos le proporcionan a la tenebrosa agencia?

Cuando usted abre su cuenta informa sobre una serie de datos personales que no son solamente el nombre apellido y dirección. Para “facilitarle” el ampliar sus relaciones y poder encontrarse con amigos que desde la infancia no ha sabido de ellos, debe informar además la escuela donde estudió, países que ha visitado, gustos personales, deportes que practica, tipo de literatura que lee, tipo de música, entretenimiento favorito y muchas veces hasta el tipo de comida que le gusta.

Ahí no termina el asunto, usted comienza a ponerse en contacto con sus amigos, por donde sacan sus principales relaciones o familiares. Usted intercambia con ellos mensajes, donde habla de su trabajo, si estuvo enfermo, el nacimiento de un nuevo miembro de su familia, el lugar donde pasó las vacaciones, si piensa mudarse, comprarse un carro, el nuevo amigo que tiene, envía las últimas fotos de la familia o de los lugares que visitó en la vacaciones, la nueva casa donde vive, si padece de alguna enfermedad, si terminó los estudios, su situación económica y otras interioridades.

Le facilitan el contacto con personas que “quieren ser su amigo”, o que “tienen gustos o entretenimiento similares a los suyos”, “personas que estudiaron en su misma escuela”, o que “trabajaron donde usted trabajó”, si usted los incluye en su círculo de amistades, comenzará a enviarles mensajes y a dar más información sobre usted, su pasado, aspiraciones, e inclusive criterios y comentarios sobre situaciones políticas, sociales y económicas que se desarrollan en su país, en el de la persona con la que se está escribiendo, o en el mundo.

Una verdadera bendición que le facilita el trabajo de caracterización a la CIA y pone en sus manos un volumen de información imposible de obtener por otros medios de inteligencia. Esta además, es información que se entrega en la confianza de que se respeta la “privacidad” de las personas que se ponen en contacto, como si usted estuviera hablando con su mejor amigo y contándole cosas que no quiere que nadie sepa.

Lo que usted diga o informe, solamente lo conocerá su mejor amigo…. y la CIA.

El Centro de Fuentes Públicas de la CIA ( Open Source Center) se encuentra en McLean, Virginia. Es un edificio de ladrillos, de varias plantas, que no se destaca del resto de las edificaciones que lo rodean, muchas de ellas de características similares. La diferencia es que en dicho edificio se interceptan más de 5 millones de mensajes diarios que circulan por las redes de Facebook y Twitter.

El Centro, bajo la dirección de Doug Naquin, experimentado analista de la CIA, cuenta con más de 800 empleados, computadoras de alta velocidad, servidores de gran capacidad para el almacenamiento de información, magníficos medios de comunicación que no solamente le permiten recibir las intercepciones de Facebook y Twitter sino además otras que realiza la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) sobre llamadas telefónicas, teléfonos celulares, mensajes remitidos por radio, “chats” de Internet y tráfico similar.

Este centro cuenta con analistas experimentados, casi todos hablan dos idiomas, algunos tres. Existe un cuerpo de traductores para aquellas informaciones que se reciben en chino, árabe u otro idioma que regularmente no es del dominio de los analistas. La mayoría de los que trabajan en el Centro tienen nivel superior y muchos han tenido experiencia de vivir fuera de Estados Unidos, algunos en el propio país sobre el que están trabajando.

Un grupo de trabajo dentro del Centro se ocupa del monitoreo de la prensa escrita, televisiva y radial, tanto local como de países priorizados. Este grupo estudia también los informes realizados por organismos internacionales y los de otros Centros de Investigación, sobre aspectos y situaciones que se ha determinado forman parte del seguimiento que deben realizar.

Las informaciones que se obtienen por medio de estas fuentes, de ser posible deben ser verificadas y de no ser esto posible informar de la misma como un alerta, explicando está pendiente de verificación.

Aunque la mayoría del personal se encuentra en Virginia, un buen número de estos analistas se han basificado en distintas embajadas de Estados Unidos, principalmente en países priorizados, con el objetivo de estar más cercano a las realidades sobre las que deben informar. Los que se encuentran en las embajadas trabajan formando parte de la Estación de la CIA existente en la misma y coordinan sus necesidades informativas de forma tal que el Jefe de la Estación y los oficiales prioricen estas con sus agentes y demás relaciones que atienden.

Los resultados informativos del Centro se incorporan al informe diario (Daily Intelligence Briefing) que la oficina del Director de Inteligencia Nacional remite al presidente Obama.
Cuando el presidente, en alguno de sus discursos, habla de situaciones que han sido priorizadas, el Centro se pone en alerta para hacer un diagnóstico por medio de Facebook, Twitter e Internet de la reacción sobre sus palabras y remitírselo al día siguiente.

Si quieren hacerle llegar algún mensaje a Obama, ya saben por donde mandárselo.

FUENTE: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/11/22/twitter-facebook-y-el-centro-de-fuentes-publicas-de-la-cia/

Viernes 25, presentación del Archivo 2011: La represión sigue siendo política de estado



Viernes 25, 18:30, Acto en Plaza de Mayo (Archivo 2011): La fuerza de la represión para profundizar el modelo de explotación

El 25 de noviembre, a las 18.30, CORREPI estará en Plaza de Mayo haciendo su presentación anual del Archivo de casos de personas asesinadas por las fuerzas represivas del estado.
Hace 15 años, el gobierno menemista, en la voz de Carlos Corach, intentaba deslegitimar nuestra denuncia sobre su política represiva y nos pedían “números, datos”.
Así comenzó la tarea de sistematizar la información. Pero como, para nosotros, nuestros pibes muertos no son ni “números” ni “datos”, la información del archivo acompaña nuestra tarea militante diaria de organización, de denuncia y de lucha.
Hoy, después de la reelección de un gobierno que se adjudica el rol de “defensor de los DDHH”, nuestro archivo sigue evidenciando números que contradicen de pies a cabeza ese discurso.
Sobre 3.393 personas asesinadas desde diciembre de 1983 a la fecha, 1.836 murieron en los 8 años de gobierno kirchnerista, casi 200 en los últimos 12 meses. Más del 50 por ciento son pibes menores de 25 años.
Además, el Archivo muestra que la práctica del gatillo fácil, la tortura y las detenciones arbitrarias son patrimonio de todas las provincias, todos los gobiernos y todas las policías y fuerzas del país. Desde las policías de los gobiernos “más reaccionarios” como el de Macri, que con su metropolitana, en lo que va del año, tiene 5 casos de gatillo en su haber, hasta la policía del “socialista” Hermes Binner, la policía santafesina, que vuelve a ocupar el primer lugar en cantidad de casos en proporción a la cantidad de habitantes de su provincia.
A estos datos, hay que agregar el recrudecimiento por parte del gobierno de políticas de persecución hacia los sectores organizados. La represión selectiva del kirchnerismo sigue manteniendo en sus cárceles a tres presos por razones políticas y criminaliza a quienes salen a luchar por salario, trabajo y mejores condiciones de vida.
La utilización de patotas sindicales y grupos de choque para dirimir conflictos gremiales o medidas de lucha han sido moneda corriente en este último periodo, como lo prueba el asesinato de Mariano Ferreyra.
Mientras el gobierno intenta despegarse de su responsabilidad de la represión, nosotros seguiremos denunciando y llamando a la organización frente a la represión. Porque lejos de ser una práctica del pasado, no sólo los números de nuestro archivo, sino la realidad, nos muestra que la represión sigue siendo política de estado, gobierne quien gobierne.